2018-08-30

LA CAMARADERÍA: origen español del término

Su origen viene de cuando los Tercios españoles tenían que prolongar su estancia en algún lugar. Entonces se reunían en grupos de ocho o diez para hacer "camarada" o "camareta". Así lo explica un embajador veneciano:
“Hacen la camarada, esto es, se unen ocho o diez para vivir juntos dándose entre ellos la fe (juramento) de sustentarse en la necesidad y en la enfermedad como hermanos. Ponen en esta camarada las pagas reunidas proveyendo primero a su vivir y después se van vistiendo con el mismo tenor, el cual da satisfacción y lustre a toda la compañía.”

El término que designa universalmente la fraternidad entre soldados, nace de los Tercios Viejos y se expande al resto de Europa.

Las "camaradas" fueron un poderosísimo factor de cohesión interna que diferenciaba a nuestros Tercios de otros ejércitos de la época.

En campaña, la "camarada" se mantenía adaptándose a las nuevas circunstancias desde el esfuerzo solidario de cada uno de sus miembros, estableciéndose cometidos de interés: uno hacía de despensero, otro tesorero, otro buscaba leña, otro cocinaba, otro trapicheaba…etc.

Otra importante función del camarada era la de hacerse cargo del testamento en caso de fallecimiento en combate de uno de los integrantes.

De la raigambre de la institución da idea el que oficiales y Maestres de Campo tenían también sus propias camaradas. La del capitán, formada por soldados viejos bien acreditados y poco pendencieros, añadía la ventaja de mantenerle al tanto de la moral y estado de ánimo de la tropa al mando de la compañía. La del alférez actuaba como una suerte de guarda privada que le protegía de los muchos peligros que implicaba su cometido de portar la enseña durante el combate.

Los más modernos estudios de psicología del combate coinciden en que la motivación profunda del soldado, más allá de los espacios comunes de la patria, los grandes ideales o incluso la bandera, vinculan la implicación en la lucha y la aceptación de los sufrimientos y penalidades a algo mucho más tangible y próximo. En este sentido las camaradas refrendaban a cada combatiente la convicción, constatada en la práctica, de formar parte de algo más grande que ellos mismos.

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